Las enfermedades neurodegenerativas, se caracterizan por la aparición sucesiva de una constelación de síntomas, que van surgiendo en la medida que el proceso afecta a diferentes circuitos y estructuras cerebrales. La alternancia de vigilia y sueño y el establecimiento de la arquitectura del sueño, son elementos controlados por núcleos cerebrales que también se ven afectados por la neurodegeneración y, en consecuencia, se alteran en estas enfermedades. Esto se acentúa por el hecho de que, habitualmente, son enfermedades que aparecen a edades avanzadas, en las que ya de por sí, hay alteraciones de sueño.
Ritmo circadiano
La oscilación de vigilia y sueño viene regulada por un núcleo cerebral, denominado núcleo supraquiasmático, situado en la región del cerebro llamada hipotálamo. En esta zona es también donde se controla la función vegetativa (todas las actividades que funcionan de forma automática y nos mantienen con vida) y se regula la secreción de las hormonas, encargadas de ajustar el metabolismo a las circunstancias y dirigir la actividad reproductiva. En el núcleo supraquiasmático hay un reloj biológico que hace oscilar los ciclos de vigilia y sueño con una periodicidad de unas 25 horas. De ahí su nombre: circadiano, de cerca de un día.
El reloj biológico se pone en hora a diario, para ajustarse a las 24 horas del día solar, fundamentalmente por la exposición a la luz, pero también, por los ritmos de ejercicio y comidas. La luz promueve la vigilia, sobre todo a primera hora de la mañana, cuando se produce un pico en la secreción de cortisol, que nos despierta y activa. Al final del día, la disminución de la intensidad lumínica estimula la producción de una neurohormona, la melatonina, que favorece el sueño.
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