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Neurodegeneración y sueño (ii)




Arquitectura del sueño


El sueño no es algo uniforme, sino que tiene una estructura interna, imprescindible para ser reparador. Básicamente, podemos distinguir dos grandes fases, el sueño REM (de Rapid Eye Movementso movimientos rápidos de los ojos) y no REM (NREM), por antagonismo a la anterior, en la que se incluye todo lo que no es REM. Si durante la vigilia el cerebro está activo y atento al medio externo, durante el sueño REM el cerebro está también muy activo, casi tanto como en vigilia, pero realizando el procesado y almacenamiento de la información adquirida mientras estábamos despiertos.


La fase REM es en la que se producen las ensoñaciones más estructuradas y vívidas. Durante esta fase, se activan una serie de circuitos cerebrales que paralizan el cuerpo, lo que evita que podamos movernos en relación con lo que estamos soñando. En el sueño NREM se observa una sincronización y enlentecimiento de los ritmos cerebrales, el establecimiento de un ritmo lento de reposo.


Dentro del sueño NREM distinguimos un sueño ligero o superficial y un sueño profundo, que es cuando los ritmos cerebrales se hacen más lentos. Es el tiempo en el que el cerebro descansa, se recompone y se limpia de toda la basura que se ha ido acumulando como residuo de su funcionamiento en vigilia. Estas fases no se distribuyen al azar, sino que se suceden con una secuencia. Inicialmente nos dormimos en sueño superficial, pasamos a profundo, de nuevo superficial y entramos en sueño REM. Los ciclos se repiten cada 90-120 minutos.


A medida que va pasando la noche, el tiempo en sueño profundo se acorta y el que pasamos en sueño REM se alarga. De este modo, en la primera mitad de la noche se concentra la mayoría del sueño profundo y en la segunda, el sueño REM.

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