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  • drpozaneurologo

Si quieres aprender, escribe a boli (I)

Las nuevas tecnologías han puesto ya, y desde hace tiempo, los ordenadores, tablets y smartphones en las aulas. Los nuevos recursos tecnológicos en la educación y las nuevas metodologías de enseñanza-aprendizaje basadas en las herramientas y contenidos virtuales han habituado a los estudiantes a las plataformas de aprendizaje adaptativo, softwares especializados, videoconferencias o herramientas como internet como casi única fuente de información y adquisición de conocimiento.

Lejos parecen quedar los apuntes que tomábamos a bolígrafo, sobre un taco de folios blancos o un cuaderno de papel cuadriculado muchas veces a estrenar por la página impar. Lejos parecen quedar esas hojas delante del estudiante que reposaba sus brazos sobre el pupitre y empezaba a deslizar el bic sobre aquella maravillosa superficie impoluta.

Decía Jorge Oteiza -que en la última etapa de su vida se había refugiado en la poesía como lenguaje de incomunicación- que el placer de la hoja en blanco era algo que le hacía feliz, muy en contra de los grandes escritores que siempre habían demostrado su terror a ese enfrentamiento al vacío, a la nada. Hoy los estudiantes parecen estar más ocupados por saber si tendrán que tomar apuntes que en saber si ese proceso tan maravilloso de creación les ayudará a aprender y, en consecuencia, a crecer.



Ainhara M. Lizarazu: Doctor, durante los últimos años de ejercicio profesional vengo observando que cada vez menos estudiantes toman apuntes en el aula y cada vez más la pregunta de rigor el primer día de clase es: "Profesora ¿nos va a entregar los apuntes, verdad?" La cuestión es: ¿Qué hemos hecho tan mal?


Dr. Juan José Poza: A menudo los alumnos y las alumnas han equiparado los apuntes con un libro de texto, de consulta, lo cual, a mi modo de ver, es un grandísimo error. Los apuntes son algo personal, que tiene que elaborar cada uno, partiendo de lo dicho en clase, contrastado y completado con los libros de referencia. La propia confección de los apuntes es una parte fundamental del aprendizaje. En primer lugar, porque haciéndolos se entiende y se aprende. Aprender es crear y potenciar circuitos neuronales y la conexión entre neuronas tiene un resultado positivo, que es la retención y formación del conocimiento. Además, es más fácil y duradero consolidar la información que uno mismo ha redactado, que retener lo que otro ha escrito, por bien escrito que esté. En mi opinión, gran parte del menosprecio que merece la memoria en las teorías del aprendizaje actuales, se debe al afán de retener la información tal como otros la han elaborado, y no como un conocimiento razonado y entendido por uno mismo. La memoria es imprescindible para el aprendizaje. No podremos establecer ninguna relación con conocimientos que no tengamos asimilados y aprendidos.


A: Pero a veces parece complicado retener tanta información y aprender sin llegar a tener que memorizar...


J: Pero memorizar no es repetir literalmente lo que alguien ha escrito, sino comprender y retener. El aprendizaje eficaz, entendiéndolo como aquel que organiza un circuito neuronal que se estabiliza y se mantiene, pasa por elaborar cada cual sus apuntes y notas, lo que exige entender lo que se escribe, y luego retenerlo en la memoria. Los circuitos que para el cerebro son especialmente importantes, se potencian. Es decir, las conexiones entre sus neuronas son más rápidas y eficaces. Y éste es uno de los procesos que determinan la neuroplasticidad.

Por otro lado, se ha perdido el deseo de aprender por el placer de saber. Tengo la impresión de que se estudia para pasar un examen, no por la satisfacción que implica adquirir conocimiento. Cuando un alumno o alumna te pide los apuntes, es que quiere acotar su esfuerzo de aprendizaje a lo que puede caer en el examen. Sin ninguna curiosidad por profundizar más allá. Deberíamos ser capaces de contagiar la ilusión de embarcarse en la aventura de aprender por el mero placer de saber.


A: Tomar apuntes a mano ha sido siempre lo normal, pero hoy en día la mayoría de alumnos y alumnas lo hacen a ordenador o incluso con el propio teléfono móvil. Es una evidencia constatada que los aquellos que toman notas a mano tienen una mayor facilidad para recordar los conceptos aprendidos y consecuentemente un mejor aprendizaje. ¿Debemos volver al boli y al papel?


J: Voy a responder a esta pregunta explicando cómo funciona nuestro cerebro en la adquisición del conocimiento. El proceso de aprendizaje se basa en 4 pilares:


1.Atención: para el cerebro, existe exclusivamente aquello en lo que focaliza su atención en cada momento. Por tanto, un aprendizaje eficaz exige la ausencia de distractores que separen la atención de lo que ocurre en clase. El ordenador y, aun mucho más el móvil, son una fuente continua de estímulos externos (alertas, correos, mensajes, etc) que desvían la atención. El propio hecho de que nuestra realidad se circunscriba a lo que atendemos, nos puede hacer pensar, erróneamente, que mientras se leía o contestaba un mensaje, no había ocurrido nada, no se había dicho nada de interés. Solo somos conscientes de aquello a lo que la conciencia atiende. Por fundamental que haya sido lo que el profesor haya dicho mientras el alumno prestaba atención a uno de estos distractores, para el estudiante no habrá existido, porque su realidad se situaba en otro sitio. Además, la atención debe estar bien orientada. Se ha observado que los alumnos que cogen apuntes con sistemas electrónicos copian literalmente lo que se dice, como si se tratara de un dictado. Es decir, su atención se centra en atrapar las palabras. Por el contrario, cuando se cogen apuntes a mano, se interpreta lo que el profesor está diciendo. O sea, la atención se centra en atrapar el concepto. No es una cuestión de brecha digital. Los alumnos actuales son capaces de escribir más rápidamente en un teclado que a mano. Pero esa velocidad les lleva a seguir al dictado, mientras que, a mano, siendo imposible transcribir la literalidad, hay que hacer esquemas que retengan la información, no las palabras.


2.Participación activa: aprendemos mucho mejor aquella información en cuya elaboración se involucra nuestro cerebro que la contenida en frases que otros han dicho. Los conocimientos transcritos al dictado simplemente resbalan sobre nuestro cerebro quien, en un acto reflejo, convierte lo oído en una secuencia motora que pasa al teclado sin dejar ninguna huella en él. Absorber lo que se dice, elaborarlo y transcribirlo en un esquema o traducirlo a nuestras palabras, empapa al cerebro de información e inicia un proceso de establecimiento de conexiones neuronales, de sinapsis, que es el primer paso del aprendizaje y la memoria...


Continuará...




Ainhara M. Lizarazu es profesora y periodista.



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